ISSN 0326-8578

 

 

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Resúmenes de las
XVII JORNADAS de ACTUALIZACIONES TERAPEUTICAS DERMATÓLOGICAS y ESTÉTICAS

Perlas diagnósticas y terapéuticas
Dra. Mercedes Hassan

Se presentan y discuten tres casos clínicos: erupción cutánea por imatinib; prurigo pigmentosa y penfigoide cicatricial

Caso 1: Erupción cutánea por imatinib en leucemia mieloide crónica

Paciente de sexo femenino, 65 años de edad, derivada del servicio de hepatología con diagnóstico, a través de un examen de rutina, de leucemia mieloide crónica (LMC) y buena respuesta al tratamiento con un mes de imatinib, un inhibidor de la tirosina-quinasa. La paciente estaba recibiendo una dosis moderada de 600mg/día  (rango 400 a 1000 mg/día), después de un mes desarrolló un eritema generalizado, con edema predominante en cara incluyendo párpados, manos, y lesiones eritematoescamosas en plantas y hueco poplíteo.  Tenía antecedentes de alopecia parcial, fiebre y prurito. La biopsia informó dermatitis citotóxica compatible con farmacodermia. El objetivo de la consulta era descartar un pseudolinfoma también causado por el imatinib.
Se diagnosticó: erupción cutánea por imatinib en LMC
Las lesiones cutáneas indeseadas, en general edema, aparecen a partir de los 10 días de administración por vía oral y no requieren suspensión de droga. Las lesiones son leves a moderadas en el  22 a 35% de los casos. Las reacciones severas tienen una incidencia del 5%, son dosis dependientes e incluyen dermatitis exfoliativa generalizada, Síndrome de Steven Johnson y pustulosis exantemática generalizada. Otras manifestaciones más raras son hipo ó hiperpigmentación de pelo y uñas. El edema y el exantema que se presentan en más del 60% de los pacientes respetan las uñas y mucosas. Se han descrito lesiones similares a micosis fungoide.
En cuanto al tratamiento, en las reacciones leves a moderadas se recomienda disminuir la dosis y continuar el tratamiento. En reacciones severas, el caso descrito, se indica interrumpir el tratamiento y administrar corticoides orales 30 a 40 mg/día, reduciendo paulatinamente. También se puede reemplazar por dazatinib que no da reacción cruzada pero que, también tiene un perfil de efectos adversos a considerar: 25% mucositis y estomatitis; 11% prurito y ocasionalmente paniculitis y fiebre. También se propone desensibilización dado que podría ser una reacción de hipersensibilidad inmediata

Caso 2: Prurigo pigmentosa

Se trata de una paciente de 53 años con una erupción papulovesiculosa pruriginosa en los flancos de 6 años de evolución, recurrente. La paciente era de origen cubano con un tono de piel amarillo/aceitunado, muy tersa. Estudios previos descartaban dermatitis herpetiforme y pustulosa subcórnea de Sneddon Wilkinson. La inmunofluorescencia fue negativa y la biopsia yeyunal inespecífica. La paciente refería que después de cada brote notaba algo más oscura su piel y que después se aclaraba paulatinamente. El examen mostraba, al resolverse el brote actual, una pigmentación reticulada.
La biopsia de piel era característica de prurigo pigmentosa (Ackerman; Boer, 2003) cuya evolución se da en tres etapas. En la 1º se observa un infiltrado neutrofilico y linfocitario perivascular. En la 2º fase el infiltrado asciende a la epidermis y se hace  linfocitario/eosinofílico con vesículas en la epidermis y reacción liquenoide en interfase. En la 3º etapa aparece una reacción liquenoide con  melanófagos e hiperpigmentación de la basal.
El tratamiento consiste en minociclina 100 mg/día lo cual alivia el prurito y la erupción.

Caso 3: Penfigoide cicatricial

Paciente femenina de 73 años con compromiso de la mucosa oftálmica de 6 años de evolución. La biopsia de conjuntiva resultó compatible con un penfigoide cicatrizal de mucosa. La inmunofluorescencia directa mostraba depósito dermoepidérmico de C3, IgA e IgG. La paciente refería supuración y el examen mostraba eritema. Personal especializado le sacaba las pestañas manualmente tres veces a la semana. Se indicó tacrolimus ungüento oftálmico al 0,1%. Dos meses más tarde la paciente manifestó ausencia de supuración y mejoría subjetiva. A los 4 meses se abandonó tacrolimus por conjuntivitis concurrente. Si bien tacrolimus no fue curativo alivió al paciente de las manifestaciones oculares del penfigoide mucoso, presentes en el 80% de los casos y, en el inicio en un 50%.

Gain y cols (Ann Derm Venereol, 2006) trataron una serie de 15 pacientes con penfigoide cicatrizal, refractario a inmunosupresores sistémicos, con tacrolimus ungüento al 0,1% dos veces al día. Lograron mejoría en 2 a 6 meses persistente durante un año. Otros esquemas sugieren 0,06% tres veces al día.

 

 

Palabras clave: penfigoide, imatinib, prurigo, toxicidad medicamentosa, farmacodermia



 
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